martes, 13 de abril de 2021

CAPÍTULO 7 - LA LOBA HERIDA

A la mañana siguiente, Carlos, Iker y Samanta se preparaban para salir en busca de los lobos. Pero era peligroso que fueran solos, por lo tanto, Carlos (niño indígena) habló con su padre Unco para que los acompañara, ya que él conocía todos los rincones de la isla. 

Así fue como todos los niños de Arcadia junto con Carlos y el papa Unco comenzaron a caminar por la selva, había muchos matorrales e insectos de todo tipo. Unco iba observando donde podía haber huellas de los lobos, hasta que de repente grito: ¡Creo que hay lobos cerca! Todos los niños saltaban de alegría porque sabían que cerca estaban los lobos, cuando Samanta grito: ¡Una cueva! Se dirigieron hasta la cueva y cuando llegaron a la entrada Iker y Carlos quitaron los matorrales que tapaban la entrada. La cueva era inmensa, en ella había muchas telarañas y Samanta comenzaba a tener mucho miedo. Iker (en voz baja) dijo “se escucha algo, son aullidos”. Siguieron caminando en dirección a los aullidos, hasta que se dieron cuenta que detrás de una roca se encontraba una loba tumbada, estaba herida de una pata. Unco sacó su mochila y comenzó a curar la pata de la loba herida, mezcló unas hierbas y junto a una venda se la puso en la pata malherida.

Samanta, Carlos e Iker se quedaron sorprendidos, pues el lobo, no los había atacado. “Se pondrá bien” dijo Unco, aunque es una loba y está embarazada y tendrá pronto a sus cachorros. “Se está haciendo de noche” dijo Samanta, debemos volver al bunker, así que comenzaron a caminar, cuando Iker escuchó un ruido que provenía de unos matorrales y fueron a ver, era la loba malherida que los estaba siguiendo. Observaron que estaba muy débil y decidieron llevársela al bunker, ya que era uno de los lados más seguros de la isla. 

Cuando llegaron al bunker, los niños empezaron a construir una caseta para la loba para que pasara la noche allí. Iker dijo “¿Deberíamos ponerle un nombre a la loba?” a lo que respondió Samanta “lo haremos mañana es hora de dormir y estamos agotados”.

A la mañana siguiente cuando se despertaron, fueron a ver a la loba. Todos los niños gritaron “Ya tiene a sus cachorritos” y es que hacía pocas horas que acababa de parir a los cachorros. Entre todos decidieron llamar a la loba Mía. 



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