Después del gran grito, todos los pasajeros tenían una gran incertidumbre de como poder responder las preguntas que había echo esa persona. Pasadas unas horas, Iker y Samanta conocieron a David y Paula que eran dos hermanos que también eran pasajeros del avión.
La mamá de Iker y la mamá de Samanta estaban preocupadas porque no sabían que podían comer, mientras pensaban opciones se les ocurrió ir y construir una caña de pescar con un palo que encontraron y un trozo de cuerda. Mientras las mamas pescaban para comer, llegaron Iker y Samanta para ayudarles, pasados unos minutos se acercaron timidamente David y Paula para ver que estaban haciendo. Poco a poco fueron hablando los cuatro niños y se acabaron haciendo amigos.
De repente, se escuharon unos gritos de alegría ¡Lo hemos conseguido, tenemos comida! Los demás pasajeros festejaron la noticia ya que ese primer día en la isla podría comer y no pasarían hambre.
Mientras los cuatro niños paseaban por la orilla de la isla, Samanta vio que sobre el agua estaba su peluche (Aladín). Entonces les explicó a David y Paula quien era Aladín y porque era tan importante para ella, y es que su peluche lo abrazaba muy fuerte cuando tenía miedo. De pronto, a Samanta se le ocurrió decirle a los mayores de construir unas cabañas improvisadas para poder pasar la primera noche en la isla y estar resguardados del frío y los animales que pudieran haber en la isla. Así que, los cuatro niños corrieron hasta donde se encontraban los mayores para contarles la idea que había tenido Samanta.
Los mayores les pareció una idea brillante y todos empezaron a recolectar materiales que encontraban por la isla (palos, hojas, ramas etc) y de esta forma comenzaron a construir unas cabañas improvisadas entre todos para pasar la primera noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario